jueves, 31 de enero de 2013

Las Aventuras de Fly o cómo puede gustarme esta mierda

En pleno boom dragonbolero (ya hemos hablado de esto) a principios de los 90, pusieron una serie en las autonómicas llamada "las aventuras de Fly" (Dragon Quest originalmente). El argumento no tenía mucho que ver con Dragon Ball, peeeero resulta que el dibujo era... parecido (había gente que se empeñaba en hacerme creer que el dibujante era el mismo, sí, claro, ¿no ves que me falta un ojo y además soy subnormal?), así que supongo que decidieron poner esta serie para aprovechar el tirón de la primera. No tuvo mucho éxito (entre otras cosas porque los horarios de emisión eran bastante aleatorios) y, pese a que Planeta editara los cómics durante un tiempo, la serie acabó muriendo sin pena ni gloria.
Con estas portadas, la verdad es que no me extraña
El caso es que a mí me gustaba la serie. No puedo dar motivos. En serio. Soy consciente de que Dragon Quest es tan mala que hace llorar al niño Jesús (con permiso del Doctor, que no opina igual), pero el caso es que tenía su coña.

Es decir, es el típico manga épico con argumento videojueguil, incluyendo un niño elegido por los dioses que se dedica a abrirse paso a espadazo limpio para eliminar al ejército del mal y darnos lecciones de "qué bonita es la amistad y la justicia" por el camino. Acabo de releerme la serie entera (las vacaciones de navidad dan para mucho). Siempre me pasa lo mismo: empiezo a leerla pensando "bueh, paso el rato y ya está" y al final me la termino comiendo pipas como una posesa a las 5 de la mañana. Los 37 tomos del tirón.

Y además tiene una cosa, y es que los protagonistas no me caen mal del todo. A mí, que siempre voy con los malos. Es todo un logro. Pese a que los personajes (salvo Pop) tengan la profundidad de un cenicero de diseño, ¡¡me caen bien!! Eso me turba xD
Claro que más que "me caen bien", tal vez sea "no merecen la muerte", cosa que con Dragon Ball sí que me pasaba. Porque vamos a ver, ¿nadie ha sentido ganas irrefrenables de partirle la boca a Krilín cuando está tirado en el suelo diciendo "naaaaeeeeeeggghhhhh ggoooookuuuuuuuuuhhhh"? ¿no? Porque yo sí.

Somos duros, somos aguerridos, somos los discípulos de Ivánnnnn (8)
Pero en fin. Básicamente, la serie es lo más típico que hay: un malvado brujo maligno de la muerte quiere dominar la tierra (¿¡de qué me suena!?) pero para ello debe derrotar a Iván, que era una especie de héroe perfecto que le venció unos 15 años atrás. El caso es que el brujo de marras le mata (chan! el drama!!!) y sus jóvenes y prepúberes discípulos deciden unirse para ir a patearle el culo al brujo y vengar al maestro. Esto les lleva a encontrarse con tal cantidad de personajes que, francamente, al final hasta se nota cómo le cuesta al dibujante meterlos a todos en una misma pelea y acaban todos mirando con cara de "ohh!" cómo lucha al que le toque en el momento. Pero mola, porque hay muchos personajes que son malos y que luego se hacen buenos y, como ya os he enseñado antes, eso siempre es BIEN.

En efecto, hay un personaje que es un cocodrilo rosa y un ratón azul. No miento.
El manga es muy del estilo de los videojuegos de rol de la época. Porque sí, la serie está basada en la saga de videojuegos Dragon Quest que, según me cuenta el Doctor, sí que existen en España y yo no lo sabía. Años de odio para nada. Ays...
Dicho sea de paso, los diseños de esta saga siempre los hacía Toriyama, razón por la cual buscaron un dibujante que recordara un poco al estilo del maestro para el cómic. Que es que hay que explicarlo todo, home.

Pero qué mal me cae la CURRRRRSI de la princesa Leona, jolines!!!
Lo que me hace mucha gracia de la serie es que pasa de la epicidad más total a la chorrada más absoluta en una sola viñeta. Y además hay muchos personajes que no son "guapos" (por ejemplo Crocodine, Chu o Hym) y que sirven de alivio cómico a los personajes principales. Que no es que no hagan el idiota, que lo hacen (todos menos dos), pero hay algunos que hacen el idiota más que otros. No llega a los niveles de One Piece o de Bobobo, porque al final es un manga que intenta ser algo más seriote y hasta solemne a veces, pero después de todo los protagonistas tienen menos de 16 años y eso se nota y hasta se agradece. Porque si no fuera por las chorradas de los personajes, podríamos morirnos del asco leyendo esta serie.

Así que, resumiendo, una serie que conozco desde hace mucho, que me gustaba en su momento y que ahora me hace gracia volver a leer de vez en cuando.

Hola, soy Jiunker. ¿Queréis saber de dónde sacó Peter Jackson la idea del teléfono de Boromir?

miércoles, 30 de enero de 2013

7th Sea: Ser lo que siempre habías querido ser

“Vaaaaaaamos, malditas ratas de sentina, afianzad las vergas si no queréis que os cuelgue de ellas”


(Copyright Capitán DeBreu. Bergantín “La Sirena”. 10 cañones. Bandera de guerra: Negra, con dos cráneos de sirena enfrentados. Su Alteza Real de Montaigne ofrece una recompensa de 20.000 guilders por él. Preferiblemente muerto.)


Vamos a ser claros: un juego en el que no sólo puedes decir frases como la anterior, sino que además se te puede premiar discrecionalmente por decirlas, es la polla y punto. Como suena.


De todos los mitos icónicos de la infancia y adolescencia, el pirata es sin duda uno de los más característicos. Psicológicamente, representa el impulso individualista de enfrentarse a las normas y a toda autoridad, y la necesidad de independencia. Es, por tanto, el icono adolescente por excelencia. El fuera de la ley sin dios ni amo.


Servidor, que no conoce la piedad, pero sí la melancolía, recuerda con sumo placer la época en que los sábados por la tarde ponían en la primera cadena, sí o sí, una película de aventuras. Y cómo después salía con los amigos a la calle a jugar exactamente a lo mismo que acabábamos de ver. Culo veo culo quiero, por supuesto.


De todas las temáticas posibles para una película de aventuras, mi favorita era sin duda la piratería al estilo Hollywood (comprenda el lector que el rigor histórico era lo de menos para un niño de 7 años). No creo que haga falta comentar sus rasgos más característicos. Todos sin excepción hemos visto y/o leído El Capitán Blood, El Corsario Negro o La Isla del Tesoro. ¡Y si no lo habéis hecho, os ordeno que abandonéis este barco ahora mismo, tiburones de agua dulce, antes de que os tire por la borda! ¡¡Arrr!! ¡Piedad para quien no la espere!


(Copyright Justine-Madeleine de la Valette. Bergatín “La Marquesa”. 20 cañones. Bandera de guerra: Negra. Un cráneo coronado con una serpiente pasando por las cuencas de los ojos. Los Príncipes Mercaderes de Vodacce ofrecen una recompensa de 30.000 guilders por ella. Sólo muerta, gracias.)

Rigor histórico? ANDA Y QUE TE FOLLE UN PEZ!



Pues he aquí que cuando servidor frisaba los 20 años, AEG –compañía que también publicaba Legends of the Five Rings- va y publica el juego de cartas coleccionables de 7thsea y su correspondiente juego de rol. ¡¡Y no veáis la que se armó en mi pandilla!!


7thsea (lo pongo en inglés porque nosotros compramos los manuales en inglés) es un juego de rol de aventuras, espadachines, piratas, exploración, romance, intriga y todo lo que queráis. Pero ante todo, y por encima de todo, es un juego puramente épico y peliculero, concebido exclusivamente para que los jugadores disfruten y se regodeen no sólo en los lugares comunes de las aventuras clásicas sino en lo que, puesto de su parte y de la del master, vaya más allá. No tiene más. Y no necesita más. ¿Alguna vez quisiste batirte en duelo con Rupert von Hentzau? ¿Follarte a Milady de Winter? ¿Colgar del palo mayor a Levasseur? ¿Naciste con el don de la risa y la sensación de que el mundo estaba loco? Pues no busques más. Este es tu juego.


La ambientación es un trasunto de la Europa de los siglos XVI y, sobre todo XVII, y está extraordinariamente bien hilada, bajo mi punto de vista. Algunos acontecimientos históricos o personajes de la época tienen su equivalente en el mundo del juego (la revolución científica, la Armada Invencible, Isabel I de Inglaterra, Iván el Terrible…), y otros son puramente invención de los creadores. Además del rollo cortesano, pícaro o piratesco que cada cual prefiera, lo sobrenatural y la magia también tienen una importante presencia. En Avalon (el equivalente a Inglaterra) la nobleza es capaz de utilizar la magia de las hadas. En Montaigne (Francia), los magos dominan el espacio-tiempo. En Ussura (Rusia), viven los cambiaformas. En Vodacce (Italia) las brujas del destino tienen más poder que los propios príncipes… En Vesten (Europa nórdica) la magia de las runas…


Para los que quieran explorar, lejos, muy lejos, está Cathay, y la Tierra de la Luna Creciente. Y, por supuesto, los cientos de lugares en que una antigua civilización de la que se sabe muy poco, llamada Syrneth, dejó sus restos para que los jugadores vayan a husmear. Por último, no hay un solo marino que no sueñe con encontrar el Séptimo Mar, lugar de maravillas y prodigios en donde para muchos se encuentra el Paraíso Terrenal.


Sería imposible enumerar los personajes, historias y tramas que tienen su propia miga e intríngulis. Está Allende, Rey de los Piratas, el hombre que murió siete veces, siempre acompañado por Alesio, una bruja del destino que está enamorada de él –y no os hago spoiler esta vez-. Está Reis, trasunto de Barbanegra, el Capitán Garfio y “Lobo” Larsen. Yngwild Olafsdottir, la niña-bruja de los piratas nórdicos, el Vagabundo (estilo el Zorro, pero más cortesano), Berek (una especie de Francis Drake), Enrique Orduño (almirante de la flota de Castilla, luego acusado de herejía), El General, un mercenario Eisen (alemán) a sueldo del Rey de Montaigne. Y muchísimos más personajes, todos con muchas historias y cuentas pendientes entre ellos que se iban desentrañando a través de los suplementos y el juego de cartas.

Me resisto a creer que Johny Depp no se haya leído los juegos antes de interpretar a Jack Sparrow.




El juego utiliza el mismo sistema de dados de diez que el L5R (tirar y guardar). El apartado de creación de personajes es uno de las más divertidos, sencillos e intuitivos que he visto –y creedme que he visto muchos-. Uno tiene 100 puntos para distribuir como quiera, y no hay azar en ningún sitio (no tendrás que suplicar al master para que tu personaje no tenga inteligencia 3: “singularmente imbécil”). La parte más divertida es la posibilidad de comprar defectos o ventajas de carácter cuyo funcionamiento es extremadamente importante durante las partidas, y sobre todo los llamados “trasfondos”, que reflejan historias o problemas que tu personaje no ha resuelto, y que, en caso de que se resuelvan, te otorgarán recompensas. ¡Pero cuidado! Los trasfondos son un arma de doble filo, y tienen su propio sistema de valoración y peligros inherentes. Por ejemplo: ¿Tiene tu héroe un antiguo amor perdido? Entonces tu personaje podría comprar un trasfondo de “Lost Love”. Pero ¿quién era ese amor perdido? ¿Una tabernera de Carleon –valor 1- o la Reina Elaine de Avalon –¡valor 4!-? No hace falta que os diga cuál de los dos es más peligroso y difícil de resolver, ¿no?


Hay algunos conceptos importantes propios del juego que serían muy largos de explicar (¿qué es un “esbirro”? ¿qué es un “villano”?¿qué es el “donaire”?), pero el más importante –no es 100% original de 7thsea, pero es el juego en que mejor está implementado- es el de “Drama”. El “Drama” es una reserva de dados que tanto los jugadores con el master pueden manipular para introducir determinados elementos en la historia, u obtener bonificaciones en un momento crucial. A veces, en recompensa a una buena idea, una buena interpretación o alguna frase super guay de la muerte, el master puede recompensar con dados de “Drama” adicionales a los jugadores (en la pandilla, en vez de dados, dábamos simbólicamente gominolas :_) ). Las reservas de dados de “Drama” finales, influyen en la experiencia obtenida. Y, por supuesto, ¡cuidadín!: los malos también usan “Drama”. 

¿Tu personaje era arrogante, no? Me quito un dado de drama… “Sientes unas irrefrenables ganas de cruzar aceros con el Vagabundo. ¡Qué se habrá creído ese petimetre! Muy cobarde ha de ser, por fuerza, quien oculta su cara al enemigo”.



Puedo decir, sin temor a equivocarme, que los mejores momentos roleros me los ha proporcionado este juego. Si me pusiera a contaros anécdotas, personajes y situaciones, tendríamos que hacer un blog a propósito sólo para ello, y la ATN (Asociación de Treintañeros Nostálgicos) me pondría una demanda por mitómano.


¿Humor? A raudales ¿Aventura? La que quieras ¿Tensión? A chorrón ¿Imaginación? ¡Al poder! Así que cantad, ¡¡cantad conmigo!!:


“Al pirata Belzac le faltaba una pierna y llevaba en el cuello la señal de la soga…”

martes, 29 de enero de 2013

Encontré al Diablo: fiesta gore con ojillos pequeños

Pongo la portada del DVD español porque soy un rebelde.

Confieso que llegué bastante tarde al cine asiático en mi vida. Siempre me gustaron las artes marciales, pero tengamos en cuenta que cuando yo era pequeño había una producción enorme de películas de ese género en los Estados Unidos, y claro, siempre era más fácil acordarse de nombres como Jean Claude Van Damme o Gary Daniels que de otros Hwang Jang Lee o Yuen Siao Tien (que incluso a día de hoy me suenan todos bastante parecidos, las cosas como son, y de hecho he tenido que mirar el segundo en Google). Así que cuando yo iba al videoclub a por mi ración de ostias siempre primaban las producciones americanas. En el momento en el que Tigre y Dragón se hizo famoso es cuando empecé a darle vueltas a los cajones de pelis de chinos. Confiado y extasiado por semejante cantidad de hilos, saltos estratosféricos y espadas que se doblaban, cuando llegué a la universidad acabé viendo una película de Wong Kar Wai (que no es chino sino coreano) y acabé horrorizado del cine de ese país durante mucho mucho tiempo. Porque hay que joderse que puta mierda de película es Chungking Express eh, hay que joderse, con las latas de melocotón y toda la mierda... pero en fin, dejaré de pensar en ella porque, como se puede ver, me cabreo mucho cuando lo pienso, y empezaré a pensar en lo que nos ocupa: Encontré al Diablo.

Mentiría si dijera que esta es la película que me devolvió la fe en el cine coreano, porque después de varios años de asociar a Park Chan Wook al gafapastismo rancio acabé viendo Old Boy y todavía me estoy limpiando sangre de las gafas y baba de la barbilla. Esas ideas peregrinas, esas previas de historia de media hora para acabar en esa sanguinolencia sin sentido, ese regustillo por la venganza, esa capacidad de los asiáticos de pasarse de rosca y que se las sude absolutamente la moralidad... coño, me cautivó. De ahí que, crecido por esa experiencia, me lanzara a ver Encontré al Diablo, aparte de porque sale el protagonista de Old Boy, Choi Min-Sik (que es un señor que se parece un poco a Anthony Wong y tambien a Miki Nadal pero en chinorris), haciendo de asesino malo. Y digo “asesino malo” a propósito, porque aquí asesinos hay para dar y regalar.
¿Que me parezco a quién? Mira que te rajo... ggrraaaaiiii

El tal Choi interpreta a Kyung-Chul, un asesino-violador que mata por placer, así de simple y de efectivo. Quieren que le odies, quieren que te dé asco y lo consiguen en la primera aparición, cuando asesina a una chica que le confiesa estar embarazada. Y en realidad te da asco por partida doble, porque si bien este señor en Old Boy salía con un peinado raro, una perilla y una actitud que le hace hasta simpático, aquí tiene el pelo sucio, el aspecto descuidado y está gordinflas, y no de cervezas precisamente, pero no daré más explicación de las gorduras de la gente en esta película para evitar spoilers innecesarios.

Mira lo que te estás buscando,  doctorcillo.

El padre de la criatura que no llega a nacer, agente secreto y yerno del jefe de policía, a la vez padre de la chica (sí, es muy lioso así escrito, pero no es tan difícil de entender) es un chico guapito, con cara de bueno y ataviado con un plumas negro (OJO, muy importante, aunque parezca que no) que tras una corta investigación descubre que este sujeto se ha cargado a su novia, entra en modo berserker y decide darle caza. Con lo cual, este chico, que empieza la película teniendo sentimientos y a veces hasta deja escapar alguna cara triste, llega a la mitad del metraje siendo un hijo de puta de marca mayor que hace lo posible por matar a Kyung-Chul... pero no de una vez, no, él no se merece que le maten rápido, y por eso alargan la caza durante las dos horas y pico que dura la película. Este personaje es por el que no estoy tan de acuerdo con Carlos Boyero cuando dice que hay algo de Fincher en esta película. Es una historia de venganza y sangre, muy bien conseguida, con mucha tensión y sus toques de humor negro, pero más deudor de un Takashi Miike (quizá más serio) que de un Zodiac. Es un juego gore del ratón y el gato sin tener nunca muy claro quién es quién.

Empieza negro, pero acaba teñido... ¿no sabes?

En realidad, en eso y casi nada más se centra la película, en esa relación entre los dos asesinos, una continua caza de uno y sus dosis de dolor infligidas quirúrgicamente mientras el otro hace por escapar matando (e intentando violar también) a la mayor cantidad de gente por el camino. Y nada de muertes delicadas ni disparos limpios y certeros a la cabeza, no. Esta gente otra cosa no, pero mata y tortura con creatividad, y todo con armas afiladas o contundentes, y con mucho ensañamiento, y con sangre apareciendo en casi que todos los momentos de la peli. Encontré al Diablo, definitivamente, no es para mentes tiernas y estómagos sensibles, porque allí un desmembramiento, una quemadura de ojo, una serie interminable de martillazos o un corte de nervios es lo más normal que vas a ver. Y no sólo por parte del asesino, sino del policía también, y eso es a lo que interpreta el título de la película: encontré y vi al Diablo, sí, pero... ¿cuál de los dos es el Diablo? ¿El supuesto héroe o el supuesto antihéroe?¿Quién es el verdadero asesino y quién la víctima? Es, al final, una película sobre lo jodida que puede estar la mente humana... y claramente, la coreana, porque hay que estar jodido de la cabeza para hacer algo como esto, pero eh, siempre es más divertido ver sangre que un drama sobre latas de melocotón en almíbar que caducan.

Así que, ¿veredicto final sobre la película? Indudablemente no es agradable, y hay que estar preparado para eso, para saber disfrutar de una película que en realidad te va a hacer pasar un mal rato, sobre todo si, como yo, enseguida buscas segundas lecturas más allá del gore. Aunque si te centras en tomarte a coña la enésima escena de látex haciéndose pasar por carne y la enésima paja mental de un director asiático sobre la crueldad humana, seguramente también te lo pases bien, las cosas como son. 

Te has librado porque me he cruzado con esta, pero verás como te pille Doctorzuelo

lunes, 28 de enero de 2013

Ano Hana

Hai haii~~ Yuka deeesu~~

La tentaculera congelada (sí, congelada porque hace un frío de cojones y no me noto la nariz si moquea (?) Que no moquea, pero era para que lo entendierais) está aquí de nuevo para hablaros del anime que se considera más dramático (bueno, quizá el más... no, pero todo el mundo dice que lloras mucho y yo lloré mucho, pero en mi caso no tiene mérito, lloro con anuncios de la tele...), así que vamos a dar paso a
Ano Hi Mita Hana no Namae o Bokutachi wa Mada Shiranai o Ano Hana, que queda más cuqui y eso y no hay ni Dios que se aprenda ese nombre entero a menos que seas un friki como Ainhy



Ano Hana nos narra la historia en principio de Jintan, un tipejo bastante deprimente que no va al colegio, ni trabaja, ni hace nada de nada con su puñetera vida, que de repente empieza a ver el espíritu de su dulce amiga muerta: Menma. Todo puede parecer muy tétrico y acojonante, pero no va por esos lares la historia. El tipo pensando que alucina pepinillos, decide no hacerle mucho caso, pero la cosa cambia cuando ella le dice que está ahí para cumplir un deseo que no pudo cumplir en vida y que no se acuerda de qué deseo es. Es entonces cuando Jintan empieza a reunirse con sus antiguos amigos de la infancia con los que formaba los llamados "Los Super Protectores de la Paz" antes de que Menma muriera. La trama se centra en intentar averiguar que narices fue lo que dejó la muerta sin hacer y hacerlo para que se pueda ir en paz al cielo. 

Y diréis: "Ok ¿y ya está?". Pues sí, no hay más. Pero es triste porque Menma está muerta y sabes que todo no podrá ser como cuando ellos eran pequeños. Joder, ¿es triste o no? Si me decís que no, ¡es que no tenéis corazón! Además, los personajes dan mucha pena. Al menos a mí, Yukiatsu me da una penita más grande... es un incomprendido y encima es el que más sufre todos los malditos personajes que hay aunque se crea un sabiondo y sea un travesti y dklfjasñldkfjslkdjf. Además, es más guapo que Jintan, joder.

¡MIRADLO, POBRECICO! (?)
Bueno, pues aparte de mi amado Yukiatsu, de Jintan y la muerta... los otros miembros de los Super Protectores de la Paz son Anaru, algo así como un intento de gyaru que está enamorada del protagonista desde su infancia y que en el primer segundo de su aparición se le nota cuatro pueblos (pero Jintan es retrasado y obviamente no se cosca), Poppo (me ahorro el chiste de mierda... ja ja ja) que se podría decir que es el que más ha crecido de todos aunque tiene la misma mentalidad que cuando era joven y vive en la cabaña que era la "base secreta" de cuando eran pequeños, y por último Tsuruko, una chica con gafas que es una sabelotodo y que va siempre en compañía de Yukiatsu y que para mí es uno de los mejores personajes a pesar de que no parece que haga una mierda en toda la serie más que estar de candelabro y rellenando el fondo. Luego hay otros personajes como el padre de Jintan, que es un tipo que ves que es un hombre pero que es extrañamente afeminado (o quizá me lo parece solo a mí... no sé), los padres de Menma, o las amigas de Anaru que son más intento de gyaru y eso.

El dibujo es... bonito. O sea, pero bonito en el sentido de que está hecho para ser bonito. Es todo muy feliz, muy de colores pálidos y tonos pastel, muy de que a pesar de que los espíritus deberían dar mal rollo, Menma es más bien todo lo contrario... La animación está bien, pero hay veces que parece que le dan como un movimiento excesivo a algunos gestos, pero bueno, es guay ese efecto. 

En serio, ¿no es todo como muy bonito? Muy de colores...
Bueno, y yendo ya al tema de la música... el ending... ¡EL ENDING! Es tan slfjsñjf y cuqui y pegadizo y "kimi to natsu no owari shourai no yume ooki na kibou wasurenai ~~♪" Lo que más me ha gustado de este anime seguramente ha sido que han sabido encontrar unos muy buenos singles que han reflejado muy bien la historia (y es que a mí eso me llama mucho la atención, no sé, cosas raras mías quizá). El opening también es guay, pero servidora prefiere el ending.

Y... creo que con esto basta porque sino me pongo a spoilear y no. Sólo voy a dejar la duda de que no entiendo como es que Menma con los pocos años que tiene, tiene el pelo blanco... pero bueh. Por lo demás, todo muy bonito, muy de llorar, y un final que todos esperamos pero que igualmente es triste de cojones. 

Un tentáculo congelado para vosotros~~

P.D: Doctor, que sepas que te odio por leer la entrada mientras la estaba escribiendo. ¡ASÍ NO SE PUEDE TRABAJAR, HOMBRE! Tú te quedas sin tentáculo.

viernes, 25 de enero de 2013

Junji Ito es BIEN

Efectivamente, Junji Ito es BIEN.

"Pero Jiza", os oigo gritar enfervorizados, "¿quién demonios es Junji Ito?". Ay, pequeños míos, parece mentira que hayáis llegado hasta aquí sin conocer las maravillas de Wikipedia combinada con Google. Junji Ito es este señor:

Hola, soy uno de los dibujantes favoritos de Jiza. Encantado.
Es el autor de grandes cómics de terror como Tomie y Uzumaki, además de otros que no he tenido el placer de leer pero que haré si puedo. Como dibujante me parece buenísimo, y como autor de historias de terror me parece genial.

Conocí a este señor porque vi la película de Uzumaki (que me resultó bastante curiosa) y después me enteré de que estaba basada en un cómic. La peli, por cierto, es de imagen real y sólo cubre una pequeña parte de la historia. Además no es exactamente igual que en el cómic. Normalmente eso no me gusta, pero como no había leído el cómic antes la verdad es que luego me gustó que no fuera todo idéntico. En la peli salen algunas viñetas y dibujos del cómic como si fueran carteles (e incluso uno del autor), para los fans que buscan curiosidades.

La verdad es que este cartel me mola, así que este pie de foto es serio xD
El cómic, queridos míos, ESE COMIC es una jodida obra maestra. Básicamente va de un pueblo en el que empiezan a pasar cosas raras relacionadas siempre con las espirales. Las cosas raras cada vez van a más hasta que llega un final apoteósico y chungo de cojones. Un final que, dicho sea de paso, es extremadamente lovecraftiano, cosa que no es santo de mi devoción, peeeeeeero como la historia es muy buena se lo perdono.

El arte de la espiral
Además, pese a ser terror y pese a tener uno de los dibujos más gore y malrollero que he visto en mi vida (os lo pondría pero os haría un spoiler bastante gordo), en realidad hay un trasfondo de humor negro que hace que sea bastante divertida y a la vez malrollera.

La prota, Kirie
 ¿Sois conscientes de la cantidad de espirales que hay presentes en la naturaleza? Os lo adelanto: un huevo. Y la mayoría dan lugar a situaciones bastante macabras aunque algo cómicas.
¡Buh!
El segundo cómic de este señor del que quiero hablaros es Tomie. Trata de una chica muy guapa que muere asesinada y descuartizada, con el pequeño problemilla de que cada trozo tiene vida propia y capacidad de regeneración. Resultado: cada trozo se convierte en una nueva Tomie.

"¡Una nueva Tomie está a punto de renacer!"
Ella y todas sus "yo" están obsesionadas con ser guapas y tener a los hombres a sus pies, lo que invariablemente les lleva a situaciones bastante dramáticas e incluso la muerte. Porque no os engañéis, Tomie no es el típico fantasma/ser extraño que en el fondo es bueno, no. Tomie es una hija de la gran puta y más mala que un cáncer de páncreas.

Sep, también hay peli, o serie, no sé porque no la he visto
Como contrapunto, todos los hombres que se cruzan en su camino tienen el impulso irrefrenable de matarla y descuartizarla, sin saber muy bien por qué. Y vuelta a empezar: cada nuevo trozo crea una nueva Tomie. Os he contado todo esto porque pasa en el primer episodio (que por cierto es el peor a nivel de dibujo, una pena), lo interesante es lo que viene después: cada episodio (o cada dos o tres episodios) tratan sobre una Tomie distinta.

Tomie me gustó bastante, pero al final se acaba haciendo algo repetitivo. Hay algunos episodios muy interesantes, en los que coinciden varias Tomies y compiten entre ellas, pero como conjunto prefiero a Uzumaki. En realidad Tomie me gusta porque Junji Ito es de mis dibujantes favoritos (pareado); probablemente si el autor fuera otro no me habría interesado tanto.

Resumiendo: Junji Ito es BIEN.

Hay espirales en vuestros oidos.



miércoles, 23 de enero de 2013

¡¡¡QUE TE METO UN KVOTHE!!! El Nombre del Viento o el Sopor Estival


Queridos cortesanos y mequetrefes.


Hoy he venido aquí a hablar de mi libro. Y ese libro, como muchos de vosotros os habréis imaginado ya por el título, es… (tacháaaaaaan)

¡¡AY QUÉ FREJQUITO!!


Quiero decir: “El nombre del Viento”.


Una glosa me manda hacer Violante… Pues se puede ir a tomar por culo, junto con el resto de las otras furcias helénicas con nombre de mayonesa, desde el preciso instante en el que con sus órficas varitas inspiraron a un tal Patricio Rotomecha UNO DE LOS LIBROS MÁS AUTOVERGONZANTES Y PESTILENTES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS.


El tal Rotomecha (quo vadis, figura, con ese nomen y cognomen?) es, por supuesto, todo un artífice del lenguaje, un esgrimista de la pluma, un poeta de lo fantástico, que se tiró nada menos que siete años para escribir el libro. Según pone en la contraportada, se supone es su opera prima. Y prima, desde luego, lo es. Prima la insidia, el aburrimiento y la nifunifayez (copyright Luisín el de la Encarni) porque cada página se te atraganta más que las lembas a Gollum.


Para los que sólo queráis un esbozo muy genérico, os lo ofrezco: 


Ana Belén y Víctor Manuel existen en un mundo fantástico paralelo, y tienen un hijo. Ese hijo es acosado por unos demonios que matan a sus padres y entonces va a Hogwarts por sus propios méritos, en donde la envidia que le profesan los más ricos por ser más listo, más guapo y más carismático que ellos, da para el resto del libro. 


Obvio las primeras 70 páginas del mamotreto y su absolutamente prescindible introducción en la que ya te queda claro que Kvothe es más guapo que tú, más listo que tú, más famoso que tú y más rico que tú. Así, por la cara, oyes. Su único defecto es que no tiene defectos, y eso es un defecto en sí mismo (o eso creo que trata de insinuar el Rotomecha de los cataplines), porque cuando tienes VEINTISIETE años y ya vienes de vuelta de todo en la vida, ¿qué mejor que montar una posada en un remoto lugar de Shitfuckistán? Allí te encontrarás a ti mismo, joven padawan.

Tan listo no es, no sabe coger una katana



LA HISTORIA ESCORIA

O

De cómo este puto libro da más asco que la vivisección de Rajoy


Los padres de Kvothe son unos artistas ambulantes en plan zíngaro-festivo-socialista. Un poco como los Bardem, pero sin chupar del bote. Tienen como una especie de código de honor de los saltimbanquis y payasos (¡¡¡habráse visto cosa menos épica!!!) que, entre otras cosas, no incluye dejar de dar asco al lector a la menor oportunidad con su amor tolerante e igualitario, y con sus avanzadísimos criterios pedagógicos sobre la educación del niño Kvothe, al que ni maltratan ni nada de eso, sino que dialogan y bla bla bla… (náusea).


Tanto los padres como el hijo son más insípidos que un polo de Font Vella. Maniquíes de cartón piedra en los que el Rotomecha vuelca todas sus frustraciones y su filosofía de vida rollo Juan Cuesta Presidente de Esta Nuestra Comunidad. Hasta ahí bien. O sea, mal.


Asín de repente aparecen unos malvados demonios del submundo (pero sub, sub de cojones eh? Que para ver ahí abajo no te basta un Silmaril), y le dicen: “jo, jo, jo… Te vamos a crujir porque somos los demonios dojos del zubmundo”. Y él dice “¡noooooooooo!”. Y cuando vuelve al campamento de pordioseros se han cargado a todo gachó viviente y no han dejado ni los malacatones. Y nuestro Kvothe se queda sólo, fané y descangayado. Quillo.


Vaga como un mendigo culto de un sitio a otro –en la forma que vaguen los mendigos cultos: eso es otra historia, y será contada en otra ocasión- aprendiendo lo dura que es la vida. Esta parte es como mezclar “Juego de Tronos” con “Tiempos Difíciles” de Dickens, sólo que aún más ridículo de lo que suena, y sin tetas ni culos. Kvothe –el héroe con nombre de cachete- se hace mendigo, ladronzuelo y tal, y vive al margen de la ley, y nadie da un duro por él, pero como Kvothe es listo, guapo, afable, inteligente y dotado, siempre se acaba saliendo con la suya. ¡Qué jodío! ¿Quién no querría ser Kvothe, eh Patricio?

Esta foto lo explica todo, todo  y todo



Entonces se entera de que hay una especie de Hogwarts en no sé qué sitio, pero a ti te la suda plus desde el principio porque el autor no se ha molestado en presentar un mundo mínimamente creíble ni interesante. Kvothe es el mundo. El Universo. Así que, ni corto ni perezoso, nuestro SU héroe decide ir a apuntarse, y se paga la matrícula haciendo de juglar adolescente. El resto no queda muy claro si recibe una beca o si le dejan apuntarse por listo y guapo. ¡Mi niño!


Pero –¡oh sorpresa y logro sin par del Sr. Rotomecha!- allí no todos le acogen bien, porque resulta que los alumnos más ricos y mejor situados le tienen envidia por ser tan guapo y tan listo y tan guay, y tratan de hacerle la vida imposible. A Kvothe esto le da igual porque su corazón sólo alberga bondad y buenrollismo. Pero así el autor puede ir desfilando frente a nosotros una larga e interminable serie de anécdotas que un guionista serio no usaría ni para un capítulo de sit com, y llenarnos chopocientas páginas más de bodrio con las prescindibles  e insulsas trastadas de los traviesos escolares. ¡O tempora, o mores!


Un elemento odioso que no quiero dejar de mencionar es que el Sr. Rotomecha nos adentra un sistema de magia pseudocientífico, a base de “vínculos”, “enlaces” y demás conceptos pseudoguays de fan de Stark Trek venido a todavía menos que es tan absolutamente aburrido y prescindible como el libro en el que aparece, lo que en cierto sentido, es todo un acierto. No busquéis alambicadas fórmulas, rimbombantes invocaciones y símbolos cabalísticos. Niet. Dos más dos, firebola. Y te jodes, Dark Schneider.


Y ahora… ¡el final! Tenía pensado destripároslo, pero no lo voy a hacer, y no porque sea piadoso (Luisín el de la Encarni no conoce la piedad) sino porque no he tenido moral para leer las últimas páginas. Me lo he propuesto un par de veces, pero no hay manera.  Cojo el tocho –porque encima es un tocho- entre mis manos y el sopor me domina a las cinco frases. Es ósmosis o algo así. Será que así, a través de las hojas, Rotomecha tiene un vínculo con mi hipotálamo y me hipnotiza (sí, el sistema de magia es más o menos así de imbécil).


En cuanto al estilo del libro, se puede resumir como “ni un párrafo sin metáfora, y ni una página sin decir lo que mola Kvothe”. No hay un solo personaje que tenga un mínimo de interés. Ni una sola localización. Ni un solo evento. La trama carece de sentido, y es como el blandiblub: se estira innecesariamente hasta colapsar y caer al suelo haciendo “¡plotch!”. Porque en el fondo el autor sabe que es una mierda viscosa y lo único que quiere es seguir con su bodrio onanista y nueva-sensación-de-la-literatura-fantástica. 

El autor, pensando su próxima metáfora... hm... Nudibranquio como... como... UNA HOLOTURIA!!!!


Yo sólo sé que desperdicié un valioso tiempo de mi vida royendo las más de 800 páginas que mi cerebro tuvo que inteligir. Ahora, tras su justa digestión, es mi ano el que requiere las 100 restantes…


¡¡ROTOMECHAAAAAA, QUE TE METO UN KVOTHE!!

domingo, 20 de enero de 2013

El Metal: una historia de gritos, violencia, guitarras y AMOR

Cualquier persona que pusiera un poco de empeño en ver mi aspecto ya sabría cuál es mi estilo de música predilecto. Cabello demasiado largo para un científico chiflao al uso, camisetas demasiado negras debajo de la bata, y ruido infernal en vez de piezas de Wagner en la megafonía del laboratorio. Ahora que por fin el cabello cae como hojas en otoño o hilillosh de baba de la boca de Rajoy (humor de política ¡lo más!), es menester hacer una retrospectiva de cómo, cuándo, por qué, y sobre todo, qué demonios significa para mi vida el METAL. El plomo no, el otro, el de las guitarras elétricas y eso.




THE BEGINNING

Yo, como todo greñudo que se precie, miento como un bellaco cuando rememoro el inicio de mi afición a la música ruidosa y guitarrera, y cuento como mi primo me regaló una cinta grabada de Metallica cuando era pequeño porque me daba por saltar cuando ponía Seek and Destroy en su casa. Lo que es cierto, igual de cierto que el hecho de que esa cinta, prácticamente, no la he oído en mi puta vida, pero el jebi tiene que decir que nació con las pulseras de cuero y la camiseta de Motorhead aunque sea mentira y en su casa se oyera a Bob Dylan y a Simon y Garfunkel como en la mía, así que yo no voy a ser menos. Lo cierto es que no fue hasta bastante después que las guitarras eléctricas me llamaron la atención, concretamente cuando volvieron Bon Jovi con aquel disco, Crush, en el que salía It's my life y que todo Perry aún canturrea en los bares de fiesta. De ahí, me interesé por el resto de discos del Jon y compañía, y esencialmente, no es que me gustara el jebi, es que me gustaban Bon Jovi, y me lo flipaba con ellos mientras compraba discos de Estopa y OBK porque estaban de moda y aún me importaba una mierda que me vieran como un jodido outsider antisocial. Y uno de Aqua, pero porque me gustan. Así pasé los primeros años, con cintas grabadas de gritis jits de Bon Jovi y sabiéndome de memoria cada palabra del Slippery When Wet y del These Days, que eran los que me motivaban más.

Y me caía bien, el jodío. Y eso que hizo de maltratador en Cadena de Favores.


THE FIRST METAL YEARS

Allá por 2001 fue cuando se puso de moda el Nu Metal y en las desconexiones de una cadena local de mi pueblo empezaron a llegar videos de la MTV donde salían Linkin Park, Limp Bizkit, Korn, Slipknot y System of a Down. Por algún extraño motivo que aún se me escapa, estos últimos me engancharon de una forma sobrehumana, y esperaba horas delante de la tele a ver si salía otra vez el video de Chop Suey! Incluso llegué a comprarme el Toxicity y el Steal This Album y a pedir por ahí remixes, ya en CD, de grupos que no conocía pero que, por extraño que parezca, se estaban poniendo de moda. Así, tuve un disco con canciones de Sober, P.O.D., Guano Apes o Limp Bizkit que me grabó una chica de mi clase. También, por otro lado, me vinieron los primeros CDs grabados de Metallica y de Sepultura, de parte de un chico que iba a inglés conmigo y que se burlaba de que oyera “chándalmetal”. Ahora él lleva camisetas de SFDK y gorras de visera plana, para que vean ustedes como cambia la cosa.

No se si son Korn o House of Pain, la verdad. Sé que no son Public Enemy porque son blancos.


Por aquél entonces ya no me importaba tanto que la música que oía no le gustara a la gente. Total, ya leía Marvel y jugaba a rol, una rareza más no me iba a reportar menor cantidad de collejas y miradas de soslayo. Porque contrariamente a lo que parece que pasa en la actualidad, a los frikis, a los jebilongos y a los comiqueros, nuestros compañeros de la misma edad nos miraban mal. No recuerdo que ninguna persona mayor me hiciera el más mínimo aprecio, porque asumían que era cosa de la juventud y tal, pero sí que recuerdo gente de mi clase haciendo muecas cuando “el Tomás” y yo nos compramos la primera camiseta: de Metallica en mi caso y de Iron Maiden en el suyo. Teniendo en cuenta que íbamos a un colegio de monjas, igual uno pensaría que las monjas nos dijeron algo, pero la verdad es que éramos lo suficientemente inteligentes o mentecatos para no comprarnos algo demasiado "fuerte" y nunca tuvimos mayor problema con ello. Mi camiseta era del Black, ni siquiera la del martillo y la sangre del Kill'Em All. La de Sepultura y eso ya vino bastante después, y aparte del logo, tampoco tenía nada más, ya digo que  yo era bastante inocentón.

Pasar al instituto (hice toda la ESO en un colegio concertado) ayudó un poco a no sentirme en la soledad del corredor de fondo, porque era un instituto de barriete en el que ya había de esos alegres jovenzuelos que llevaban luengas melenas, pantalones de camuflaje y camisetas de Dimmu Borgir a los que en mi pueblo llamaban “rastrojos”. Por tanto, amplié miras, y si bien es cierto que me juntaba mucho con los que me pasaban cosas de metal extremo que oía una o dos veces y después desechaba (cosas como Disgorge y Goreflesh no es que fueran, digamos, my cup of tea), el punto de inflexión en mi vida fue el día en el que alguien me dejó un disco de Blind Guardian y uno de Pantera (aún a día de hoy, mi "tercer grupo preferido). Pero hagamos parada aquí, porque estamos ante el momento en el que el poder del metal inundó mi vida más fuertemente.




INTERNET IS FOR METAL

Oír a Blind Guardian cambió mi manera de entender el metal por completo. No sólo molaba, era hiper rápido, con estribillos pegadizos y gritos ensordecedores incapaces de ser perpetrados por un ser humano normal, es que encima HABLABAN DE FRIKECES. En plena ebullición de mi vena tolkiniana, me encontraba ante una gente que había dedicado un disco entero a El Silmarillion, y que hablaba de Dunemitología nórdica, BladeRunner y, en esencia, todo lo que me molaba. Me compré discos, me aprendí las putas letras, me aprendí el nombre de los componentes y me empollé la bio que aparecía en su web. Porque por aquél entonces, aparte de oír metal y jugar a las Magic en casa de un colega, íbamos a los cíberes a leer letras del Somewhere Far Beyond y jugar al Counter y a la Tipo a ver la sección de heavy, a ver en cuantos discos aparecían dragones o cosas de ciencia ficción. Así es como fuimos descubriendo a Rhapsody, a Gamma Ray, a Hammerfall, a Stratovarius, a White Skull, a Grave Digger y a deducir que esos tales In Flames y Machine Head eran “demasiado duros pa nosotros”.

A mis 15 años, ver esta portada era FLIPARLO.
Aunque siempre he dicho que Metallica es mi grupo favorito, y que One es seguramente la mejor canción de la historia del metal y punto (igual que Moonlight Shadow es la mejor canción de la historia de la música y punto), es cierto que los que me abrieron los ojos a todo el asunto del metal fueron los chavalicos estos de las Germanías, porque no sólo me gustaban a mí, sino a mis amigos también, y aún mi colega el Rosendo (era su apellido de verdad, lo juro), que era aficionado al Brutal Death Metal y el Apocalyptic Misanthropist Black Metal y que esencialmente se movía entre las sudaderas de Cannibal Corpse y las Unholy Trve Pagan Rebequitas de Lana, reconocía que había canciones de Blind Guardian que le flipaban. Había algo en esa gente, aparte del mero frikismo, que hacía que todo el mundo les adorase en mi pequeño círculo de amigos jebilongos. Cuando íbamos a casa del Rosendo a oír metal extremo, al principio yo tenía que insistir en que pusiera Script for My Requiem, que a él le gustaba, pero al final fue él mismo el que ponía esa y otras de la etapa más speedica de los Guardian, como Run for the Night. Fue él quien me regaló los discos de los proyectos paralelos de Luca Turilli y los de Angra, y el que durante mucho tiempo me estuvo grabando discos de ignotos grupos de Thrash Metal germánico y polaco como forma de "evangelizarme". Lo cierto es que poco a poco acabé reconociendo que había cosas, como Suffocation, Morbid Angel o Entombed, que no me entraban por las orejas como el Power Metal épico-pajero de Italia y Alemania. Pero también que había otras cosas, como Children of Bodom, Kreator o los mismos In Flames que me motivaban, pero esto es un salto adelante bastante serio, así que volvamos a los pequeños frikis de greñas a medio crecer flipando con la portada del Symphony of Enchanted Lands y mirando sólo de soslayo el Roots y el Tomb of the Mutilated.

Porque si flipaba con el anterior, con este no iba a ser menos, joder. ¡Es un puto dragón!

Si bien no me compraba los discos, cuando por fin tuve en casa conexión a internet, empecé a buscar canciones de esos grupos que eran brutos y cantaban como una alcantarilla, lo cual en aquella época era una pequeña proeza cuando las bajabas con una conexión que se cortaba cuando te llamaban por teléfono y que solo tenía tarifa plana por la tarde. No obstante, me hice con una pequeña colección de canciones de esas “tope duras” (mi primera búsqueda en el Kazaa fue “angel of death”), para atronar a los vecinos cuando ponían al Bisbal. Porque todo jebi que se precie tiene esa idea en la cabeza apriorísticamente: que lo mainstream es una mierda, que merece odio y desprecio, y que el metal da miedo a la gente normal, y que mola que le dé miedo. Tan asumido lo tenía que ya decidí ejercer mi pequeña rebeldía juvenil diciéndoles a mis padres que me iba a dejar el pelo largo e ir a un festi, cosa que les pareció bien. Así acabó mi rebelión. Y además mi padre me regaló una guitarra eléctrica para mi 17 cumpleaños, cosa que molaba porque no me ponían problemas con mis aficiones musicales, pero no molaba porque no podía quedar como el tío duro que todo jebi debe ser. Y por eso, por no poder ser ese macarra irredento al que se la suda todo y se rebela mucho, tanto Petrucci como yo tuvimos el mismo problema: nunca acabamos de ser jebis del todo. Sí, estaban las greñas, y las camisetas, y la guitarra, pero no la pequeña esencia de macarrería que era necesaria. Además yo por aquél entonces no bebía cerveza. Y Petrucci me aburría. Igual que ahora.


"Yo metal de ese no he hecho en mi puta vida, Doctor" declaraciones reales de Petrucci. Es que qué cara de bobolapolla tiene eh.


PREMÁTICA DEL DESENCANTO

Llegado a la Universidad, me di cuenta de un par de cosas: primero, que puede que en mi pueblo fuera raro que me gustara el metal, pero aquí había jebis a patadas; y segundo, que los jebis no eran más ni menos especiales que cualquiera de las otras tribus urbanas que existieran en el mundo. Molaba porque era la mía, y porque quedábamos en casas de gente a oír a Megadeth y juntar instrumentos para hacer grupos que duraban 4 meses porque nosequién se lió con otra y no se podían ver luego o porque uno estaba más a los porros que a tocar. Pero realmente el mundo jebilongo es igual de falso, superficial y posturero que otro. ¿Que cómo lo descubrí? Cuando llegué al mundo del “metal para mayores”. ¿Y qué es el metal para mayores? Bueno, digamos que es ese momento en la vida de todo jebi en el que descubre que, aparte de guitarra, bajo y batería y el ocasional teclado, se pueden meter más cosas en el metal. Pueden ser cosas que molen, como gaitas a lo Eluveitie, acordeones a lo Korpiklaani, cosas morunas a lo Orphaned Land (y su canción dedicada a Primos Lejanos y al Primo Balki , orquestas y corales enteras a lo Therion o violines a lo Skyclad. O pueden ser intermedios jazzeados en la descendente menor de fu aderezados con un violín que exprese el melifluo y decadente espíritu del músico poeta... vamos, una puta mierda.


Sois el cáncer, joder, EL CÁNCER

Y el problema es que mi grupo de amigos de aquel entonces eran aficionados a estos últimos , y claro, yo era un crío porque aún me gustaban Nuclear Assault en vez de apreciar la belleza y complicación de cosas como To-Mera, Epica, Burzum (el grupo de Barbie Kernes) u Opeth. Pero es que a mí, el Funeral Doom, el Black Metal, el Gótico encajero y el progresivo en general me aburrían de una forma inhumana, y aún cuando ahora me gusta UN SOLO DISCO de My Dying Bride, los sigo considerando géneros tremendamente aburridos y fuera de lo que yo siempre he buscado en el metal: el colegueo, el ruido y el menear las melenas. Cualquiera que entienda que el metal es eso y no otra cosa es mi amigo, en serio. Soy de los que quieren ruido, metal, cervezas, chicas y motos, como Manowar, probablemente el grupo que mejor ha captado lo que significa este mundillo, pese a que los jebis, una vez se hacen mayores y cultos y les molan los interludios acusticofestivos melancólicos, no lo quieren admitir. Pero en aquella época empecé a ir a bares y me di cuenta de una cosa: cuando ponían a Opeth, nadie parecía oír nada, pero cuando ponían el Hail and Kill, todo el mundo meneaba las melenas y le faltaba tiempo para poner las manitas en posición del martillo de Thor. Vamos, igual que ahora con el Gangnam Style, por mucho que vayáis de que lo odiáis. Siempre mantuve y mantendré mi postura en que Manowar es la puta esencia de todo esto: el colegueo, el molar más que el resto, el creerse los mejores, la arrogancia, el rollo homogayer y las motos. Si un tío te dice que es jebi pero que no le gusta Manowar, una de las dos cosas es mentira. Es un hecho.


Lo hacéis TODOS. 

En ese sentido, quizá conocer a Jiza y a Luisín fue mucho más productivo que conocer a ese grupo de amigos, ya que mientras estos últimos me levantaban la ceja y me torcían la boca por no haber oído la última mierda super-depresiva de Killing Joke o la nueva ultracreación acojonantemente compleja de Dream Theater (ambos severos coñazos para mí, y lo digo con conocimiento de causa, que a los Ziater los vi en directo), aquellos me pasaban canciones de power que hablaban de dragones o de Death Melódico adictivo, me encontraban en un concierto de Blind Guardian y me enviaban videos de Epica e Immortal pa echar las risas, y perdí la cuenta de las veces que Luisín y yo nos pusimos el vídeo de Cry for the Moon y el de Ice Queen para partirnos el ojal. Digamos que a estas alturas ya no me tomaba tan en serio el tema, ni era tan importante para mí pertenecer a un colectivo conectado por la música y las pintas como sí que parecía que lo era antes, y no asumía que a quien le gustara el metal era automáticamente mi amigo, porque la cruda verdad es que en el mundillo jebi hay tantos gilipollas como en otro, igual que hay la gente maja justa, igual que entre todos los colectivos que se toman a ellos mismos demasiado en serio. 


THE LAST YEARS

Hasta hoy, sigo escuchando metal. No soy de los que van a decir que el metal es una tontada de juventud y que cuando dejé de ser joven a los 20 se me pasó la tontería y me puse con la música buena, como tantas veces he oído. Sobre todo porque el guitarreo y las voces de ultratumba aún me siguen pareciendo guays y se me sigue yendo la cabeza cuando las oigo, factor importantísimo cuando hablo de música. También porque, como todo en mi vida, soy una de esas personas de gustos conservadores. Es decir, que si el cine, los cómics y los videojuegos que consumo son similares, parecidos, o incluso los mismos que cuando tenía 15 años, no es un problema para mí, así que menos aún lo va a ser cantar Blind Guardian a grito pelao o buscar, ahora no por Tipo sino por páginas web, grupos de esos que son “demasiado duros” y atronarme las orejas. Que a la vez luego esté oyendo a Zac Brown, a Loreena McKennit o incluso a ABBA es simplemente fruto de no ser un simplista y querer oír más cosas en mi vida. Pero no se engañen, queridos lectores, este Doctor, en el fondo, siempre tendrá un corazoncito de acero de los que decían Manowar.




jueves, 17 de enero de 2013

SAO: el mundo de los niños bonitos con espadas

Voy a hablar de un anime llamado Sword art online, o más conocido como SAO. Trata de un videojuego que se llama Sword Art Online (no os lo esperabais ¿eh?) donde se han quedado encerrados un montón de jugadores y no pueden salir hasta completar los 100 niveles que hay (empezamos bien..) AH, y si mueren dentro del juego, también mueren en la vida real. Básicamente, es un mundo donde un montón de adolescentes (todos muuu guapos y cucos) tienen espadas y luchan contra monstruos.

Los monstruos son más bonitos que otra cosa, y a veces muy fáciles de matar, y otras imposible, no hay termino medio XDDD. Aunque podemos ver que tienen las típicas barras de vidas de todos los videojuegos y pegan ostias a diestro y siniestro, cosa que mola, porque así se esfuerzan más los jugadores a la hora de matarlos.

El caso es, que la historia es bastante curiosa y engancha, excepto por algún capítulo que es aburrido y no nos vamos a engañar, sobra, pero solo son 2 de los que están por el medio, así que nos jodemos y nos los comemos con patatas.
Eso sí, la lucha entre jugadores es bastante más guay, no es que haya muchas, pero cuando se enfrentan unos contra otros le ponen más ganas y sentimientos ♥. Por supuestísimo, y como era de esperar desde el principio, los dos protagonistas se enamoran y harán todo lo que sea por salvarse y conocerse en el mundo real, se llaman Asuna y Kirito. ¿Qué es lo que pasa? Que al acabar SAO, la chica se queda encerrada en otro videojuego (así acaba la primera temporada, y empieza la segunda). Por tanto el prota tiene que volver a empezar, está vez en otro videojuego llamado ALO/Alfheim online, o como yo lo llamo... 'El mundo de las haditas'.
Bien, son hadas, hadas voladoras super cuquis, cada vez son más guapos los jugadores...

En fin, dejando eso de lado... Hay menos misiones secundarias, y Kirito solo se centra en encontrar a Asuna y liberarla del juego. Lo tiene más jodido, porque la persona que la tiene encerrada quiere casarse con ella en la vida real, donde esta zombie perdida en un hospital con el enchufe hacia el juego.

Esta saga está bastante bien, las peleas son más a lo grande, PERO, no me ha gustado que la hermana/prima de Kirito se enamore de él tanto en la vida real como dentro del juego. Vamos a ver, es que eso sobra por todos lados, pero como él es tan bueno y no quiere hacerle daño, pues se porta bien con ella... ¡A pastar! Eso le hubiera dicho yo >W<.

Otro dato curioso sobre la segunda temporada, no sé si es por llamar la atención de los espectadores, porque simplemente son guarrillos o porque lo han sacado de las novelas ligeras (si, el anime está basado en unas novelas), pero añaden dos escenitas un tanto 'porno' que hacen gracia, pero te quedas pensando... ¿En serio eran necesarias? Una de ellas la puedo entender, porque el malo empieza a picar a Kirito y desnuda a Asuna delante suya diciendo que le va a hacer lo que le de la gana. Pero la otra es: unos pulpos rodean con sus tentaculos a la prota y se meten casi por todos lados... Calentar al personal es la respuesta sin duda...


Añado también, que la posibilidad de que los jugadores puedan volar da más dinamismo a la serie, pueden volar a grandes velocidades y las peleas en el aire son bastante originales y sobre todo más entretenidas y difíciles, porque debes saber pelear y volar a la vez.

Un saludo a todos, Ainhy ♥