lunes, 4 de febrero de 2013

Los tebeos de Army of Dark... del Ejército de las Tinieblas, ¡copón!



Como ya dije en una entrada anterior, este Doctor que les habla, de pequeño, era un cagao de padre y muy señor mío. Daba igual que fuera El Exorcista, que Poltergeist, que Los Fantasmas Atacan al Jefe, si yo veía una escena de miedito, esa noche no dormía. Por eso ver Posesión Infernal fue para mí un trabajo titánico el día que mi tío la puso en su casa porque la quería ver él. Me dijo que era del tío que hizo Xena, y a mí me gustaba Xena, así que nada podía ir mal. Podéis argumentarme todo lo que queráis del supuesto humor slapstick y del pseudoterror cómico de Sam Raimi, que a mí me dio un miedo aquello que no me cagué encima porque estaba en casa ajena y tenía ya 11 años, que si no... ejem, bien. El caso es que esa película, como Poltergeist, quedó relegada al plano del odio pese a no verla entera, y me preguntaba por qué a los bichos de mierda esos no se los cargaban en cantidades industriales. Y entonces llegó aquel sábado por la tarde en mi pueblo, donde se pillaba Canal Sur (aunque el pueblo es de Castilla La Mancha), y esa película llamada El Ejército de las Tinieblas. A mí aquello me moló, más que nada porque vi a partir de lo del Ash bueno y el Ash malo, y toda la guerra contra los monstruos, y a mí, si a los monstruos se los cargaban así, ya no me daban tanto miedo, y hasta me gustó. Después la vi en el videoclub, la alquilé para verla entera, y me quedé gélido cuando me di cuenta de que era la tercera parte de Posesión Infernal. En ese momento es donde aprendí a amar la saga, ya con unos 14 años, algo más valiente (aún me costaban las pelis de posesiones, por ejemplo) y algo consciente de lo que era aquello del humor implícito aunque no fuera obvio, como pasa con Starship Troopers (que como peli de ciencia ficción ya está bien, pero como comedia es un jodido 10). No fue ahí donde descubrí los tebeos de Army of Darkness, sino bastantes años después, en la Universidad, cuando ya estudiaba Filol... eh... emm... digo... Ciencias del Mal, eso. ¿En qué estaría yo pensando? Ejem... uf., lo esquivé a tiempo, menos mal. ¿Qué clase de Doctor supervillánico sería si supieran que mi carrera es Filología Inglesa y no Ciencias del Mal? Sí, diga... ¿cómo que lo estoy escribiendo? MALDITA SEA, ES VERDAD.

¿Lo estabas escribiendo tú o yo?

En fin... descubrí aquellos tebeos ya en una reedición de prestigios que salió hace poco, y no precisamente por ellos mismos, sino por su crossover con Marvel Zombies. Aquél Ash Williams intentando seducir a Dazzler y siendo asesinado vilmente por Howard el Pato convertido en zombi me dejó patidifuso (¿lo pilláis? PATIdifuso, como en pato... no entiendo por qué en Normas de Equivocación tiene más gracia que aquí) y realmente me quedé con ganas de más, y mis plegarias debieron ser escuchadas, porque de repente se editó de nuevo el arco argumental de Cenizas a las Cenizas. Y lo cierto es que no podría ser más auténticamente “Raimi”, porque no deja de ser una sucesión de un montón de dibujos en los que Ash se hace el chulo, dice frases ingeniosas, besa a chicas y sobre todo, mata un montón de cosas que se convierten en muertos vivientes. Ya no son sólo los zombis humanos, no: son ardillas, renos, conejos y hasta caras zombis volando por ahí. Pocos bocadillos, mucha sangre y muchas veces el cuerpo de Ash deformado. Vamos, como en la misma película.


Un chiste tan manido nunca fue tan gracioso

El primer arco argumental del tomo es precisamente ese Cenizas a las Cenizas, que viene a ser una continuación de lo que pasó al final de El Ejército de las Tinieblas, con esa vieja muerta que ataca a un Ash que ya ha vuelto a S-Mart y le está contando a una chica que pudo ser rey. Desde ahí es un auténtico desenfreno y una sucesión de dibujos perpetrados por un Nick Bradshaw que sabe equilibrar el humor con el gore. Las caras desencajadas de los zombis, el aspecto medio-disney del abuelete mago y las chicas que se convierten en muertas vivientes casan bastante bien con la estética que tenían las películas, y el estilo poco realista le da un toque muy agradable. No parecen dibujos animados para adultos, ni dibujos animados para niños con gore, ni siquiera se parecen al dibujo del crossover con Marvel Zombies, y ni de coña parecen realistas... pero coño, funcionan. Y su recreación de los escenarios de las otras películas, con la cabaña de Posesión Infernal, el castillo de el Ejército y otros que se saca de la manga para darle otra vuelta entera a la historia, son bastante fieles pero con estilo propio, lo que se agradece. Para ver lo mismo otra vez, me vuelvo a ver las películas. Porque no deja de ser eso, lo mismo otra vez, pero en cómic, con los mismos personajes, los mismos líos temporales, el mismo gag de que Ash no se sabe las palabras mágicas y las mismas excusas de siempre para enseñarte a Ash, con la motosierra, matando muertos (por paradójico que sea eso), y lo cierto es que para cuando te quieres dar cuenta, el arco argumental se ha acabado y te lo has pasado teta.


La carga de Gandalf en el Abismo de Helm, una mierda al lado de esto

La segunda parte del tomo es el arco argumental titulado Shop Till You Drop Dead, y la verdad es que si bien adolece de lo mismo que la primera parte, y básicamente es repetir los mismos gags, añadirle más personajes le da un punto interesante. En esencia, el Necronomicón posee al jefe de Ash y convierte el S-Mart en una especie de supermercado zombi, que es lo más acojonante para una historia de rol de zombis que he visto en mi vida. Ojo, no un supermercado lleno de zombis como en Amanecer de los Muertos, un supermercado zombi EN SÍ. La puerta es una boca del Infierno. Decidme que no mola. ¡Decidme que no mola si os atreveis! Y mola también ver como Ash, con un compañero redneck y un compañero nerdazo se dedica a destruir muertos. El compañero redneck es especialmente adorable, porque tiene mucho sentido que ese señor, con ese bigotón y esa pinta de no tener coche sino un puto tractor y una puta pick up llena de escopetas, sea un berserker que mantiene la calma ante algo como eso. Por supuesto, también hay viaje en el tiempo, pero leedlo para descubrir como, a mi me pareció tan esperable como agradable de leer.

Pero si algo debo destacar de esta segunda parte, más allá de la sangre, el viaje en el tiempo, los zombis y el redneck, cosas que ya de por sí cuentan como molonas, es ese pequeño homenaje final a los fans de Bruce Campbell. ¿Que como se hace efectivo? Digamos que en un momento dado Ash se queda sin ropa. Adivinad qué ropa encuentra y se pone. Sí, efectivamente, tú, que viste Bubba Ho-Tep, lo adivinaste: un traje de Elvis. Ese es el momento del cómic en el que pasa, para mí, de simple diversión gore con chistes autorreferenciales a otras partes de Posesión Infernal (realmente, incluso el propio disfraz de Elvis lo es) a algo entrañable, y ya puede estar todo lo manido que quieras, que a mí esas cosas me tocan mi pequeño corazón de fagocitador de cine y no puedo sino amarlo.


Saluda al Rey nena

Tengo el segundo muerto de risa que ni recordaba que lo tenía, pero prometo que, visto lo visto, lo leeré y haré una reseñita, aunque sea más breve. A fin de cuentas, y aunque el cómic fuera mediocre ¿cómo no se le va a amar, si sale Bruce Campbell? No amar a ese caricato es imposible, aunque sea en dibujo.


- El caricato eres tú.
+No, el caricato eres tú.
*No, los caricatos sois los dos, demontre.

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