Pongo la portada del DVD español porque soy un rebelde. |
Confieso que llegué bastante tarde al
cine asiático en mi vida. Siempre me gustaron las artes marciales,
pero tengamos en cuenta que cuando yo era pequeño había una
producción enorme de películas de ese género en los Estados
Unidos, y claro, siempre era más fácil acordarse de nombres como
Jean Claude Van Damme o Gary Daniels que de otros Hwang Jang Lee o
Yuen Siao Tien (que incluso a día de hoy me suenan todos bastante
parecidos, las cosas como son, y de hecho he tenido que mirar el
segundo en Google). Así que cuando yo iba al videoclub a por mi
ración de ostias siempre primaban las producciones americanas. En el
momento en el que Tigre y Dragón se hizo famoso es cuando empecé a
darle vueltas a los cajones de pelis de chinos. Confiado y extasiado
por semejante cantidad de hilos, saltos estratosféricos y espadas
que se doblaban, cuando llegué a la universidad acabé viendo una
película de Wong Kar Wai (que no es chino sino coreano) y acabé
horrorizado del cine de ese país durante mucho mucho tiempo. Porque
hay que joderse que puta mierda de película es Chungking Express eh,
hay que joderse, con las latas de melocotón y toda la mierda... pero
en fin, dejaré de pensar en ella porque, como se puede ver, me
cabreo mucho cuando lo pienso, y empezaré a pensar en lo que nos
ocupa: Encontré al Diablo.
Mentiría si dijera que esta es la
película que me devolvió la fe en el cine coreano, porque después
de varios años de asociar a Park Chan Wook al gafapastismo rancio
acabé viendo Old Boy y todavía me estoy limpiando sangre de las
gafas y baba de la barbilla. Esas ideas peregrinas, esas previas de
historia de media hora para acabar en esa sanguinolencia sin sentido,
ese regustillo por la venganza, esa capacidad de los asiáticos de
pasarse de rosca y que se las sude absolutamente la moralidad...
coño, me cautivó. De ahí que, crecido por esa experiencia, me
lanzara a ver Encontré al Diablo, aparte de porque sale el
protagonista de Old Boy, Choi Min-Sik (que es un señor que se parece un poco a Anthony Wong y tambien a Miki Nadal pero en chinorris), haciendo de
asesino malo. Y digo “asesino malo” a propósito, porque aquí
asesinos hay para dar y regalar.
¿Que me parezco a quién? Mira que te rajo... ggrraaaaiiii |
El tal Choi interpreta a Kyung-Chul, un
asesino-violador que mata por placer, así de simple y de efectivo.
Quieren que le odies, quieren que te dé asco y lo consiguen en la
primera aparición, cuando asesina a una chica que le confiesa estar
embarazada. Y en realidad te da asco por partida doble, porque si
bien este señor en Old Boy salía con un peinado raro, una perilla y
una actitud que le hace hasta simpático, aquí tiene el pelo sucio,
el aspecto descuidado y está gordinflas, y no de cervezas
precisamente, pero no daré más explicación de las gorduras de la
gente en esta película para evitar spoilers innecesarios.
Mira lo que te estás buscando, doctorcillo. |
El padre de la criatura que no llega a
nacer, agente secreto y yerno del jefe de policía, a la vez padre de
la chica (sí, es muy lioso así escrito, pero no es tan difícil de
entender) es un chico guapito, con cara de bueno y ataviado con un
plumas negro (OJO, muy importante, aunque parezca que no) que tras
una corta investigación descubre que este sujeto se ha cargado a su
novia, entra en modo berserker y decide darle caza. Con lo cual, este
chico, que empieza la película teniendo sentimientos y a veces hasta
deja escapar alguna cara triste, llega a la mitad del metraje siendo
un hijo de puta de marca mayor que hace lo posible por matar a
Kyung-Chul... pero no de una vez, no, él no se merece que le maten
rápido, y por eso alargan la caza durante las dos horas y pico que
dura la película. Este personaje es por el que no estoy tan de
acuerdo con Carlos Boyero cuando dice que hay algo de Fincher en esta
película. Es una historia de venganza y sangre, muy bien conseguida,
con mucha tensión y sus toques de humor negro, pero más deudor de
un Takashi Miike (quizá más serio) que de un Zodiac. Es un juego
gore del ratón y el gato sin tener nunca muy claro quién es quién.
Empieza negro, pero acaba teñido... ¿no sabes? |
En realidad, en eso y casi nada más se
centra la película, en esa relación entre los dos asesinos, una
continua caza de uno y sus dosis de dolor infligidas quirúrgicamente
mientras el otro hace por escapar matando (e intentando violar
también) a la mayor cantidad de gente por el camino. Y nada de
muertes delicadas ni disparos limpios y certeros a la cabeza, no.
Esta gente otra cosa no, pero mata y tortura con creatividad, y todo
con armas afiladas o contundentes, y con mucho ensañamiento, y con
sangre apareciendo en casi que todos los momentos de la peli.
Encontré al Diablo, definitivamente, no es para mentes tiernas y
estómagos sensibles, porque allí un desmembramiento, una quemadura
de ojo, una serie interminable de martillazos o un corte de nervios
es lo más normal que vas a ver. Y no sólo por parte del asesino,
sino del policía también, y eso es a lo que interpreta el título
de la película: encontré y vi al Diablo, sí, pero... ¿cuál de
los dos es el Diablo? ¿El supuesto héroe o el supuesto
antihéroe?¿Quién es el verdadero asesino y quién la víctima? Es,
al final, una película sobre lo jodida que puede estar la mente
humana... y claramente, la coreana, porque hay que estar jodido de la
cabeza para hacer algo como esto, pero eh, siempre es más divertido
ver sangre que un drama sobre latas de melocotón en almíbar que
caducan.
Así que, ¿veredicto final sobre la
película? Indudablemente no es agradable, y hay que estar preparado
para eso, para saber disfrutar de una película que en realidad te va
a hacer pasar un mal rato, sobre todo si, como yo, enseguida buscas
segundas lecturas más allá del gore. Aunque si te centras en
tomarte a coña la enésima escena de látex haciéndose pasar por
carne y la enésima paja mental de un director asiático sobre la
crueldad humana, seguramente también te lo pases bien, las cosas
como son.
Te has librado porque me he cruzado con esta, pero verás como te pille Doctorzuelo |
No hay comentarios:
Publicar un comentario