Hace años, o lo que parece una
eternidad visto todo lo que se ha escrito, publicado y estampado en
camisetas, apareció por ahí The Big Bang Theory. Y aquí muchos se
preguntarán “¿qué es The Big Bang Theory?” y yo diré “ustedes
no han usado internet durante los últimos 5 años y recibirán
bendiciones por ello, porque vaya tela”. Pues la susodicha es una
serie que, con la pretendida máscara de serie para frikis, lo que
hace, esencialmente, es seguir riéndose de los mismos estereotipos
frikis de siempre. Porque seamos sinceros por un momento: los frikis
siempre han sido estereotípicos, como todo el que se autodenomina
miembro de cualquier tipo de colectivo, y reírse de los estereotipos
y lo mecanizado y automático siempre es gracioso, y no lo digo yo,
lo dice Henri Bergson (momento pedante y autocomplaciente patrocinado
por mi Licenciatura que sólo sirve para ser pedante y
autocomplaciente). Todo el mundillo freak pareció acoger con cariño
y respeto esa serie como si fuera la respuesta a las oraciones del
nerdazo, que por fin se sentía representado en la pantalla por gente
como él (a saber: un enano pagafantas, un enfermo de Asperger, un
indio con vaginofobia y lo que demonios sea Howard Wolowitz), por
primera vez en la historia de la televisión gringa... ¿o quizá no?
Obviamente si hago la pregunta es porque la respuesta es un sonoro,
rotundo e innecesariamente grosero “NO, JODER”. La televisión
gringa ya tuvo su serie con frikis hace unos cuantos años, y de
hecho tenía un título condenadamente explicativo: Freaks and Geeks.
Si ustedes se sienten identificados con esto, que pena eh, que pena. |
Freaks and Geeks es una serie que viene
de la mano de Judd Apatow, el tío que me devolvió la fe en la
comedia de sal gorda haciendo cosas como Supersalidos o Virgen a los
40, que yo no sé al resto de la humanidad, pero a mí me hicieron
revolcarme por los suelos de la risa como cuando era un teenager
estúpido que veía American Pie como si fuera el súmmum de la
comedia (y nadie dice que no lo sea, por cierto). Y como no podía
ser de otra forma, de adolescentes es de lo que trata, porque a fin
de cuentas y por mucho que hayamos visto todos Bola de Dragón de
pequeños, cuando uno empieza a tener conciencia de que esas
aficiones suyas son “raras” es en la adolescencia. Y eso es lo
que refleja la serie, a un grupo de adolescentes y otro de
preadolescentes que pugnan por una individualidad en ese régimen
jerárquico que es el instituto. Vamos, que es como ver Dawson's
Creek pero desde el punto de vista de los que se sentaban atrás en
clase en vez de de los guays.
Ahora bien, el españolito medio
entenderá que “freak” son los frikis, los que juegan a Dragones
y Mazmorras y ven películas de Monty Python (la serie está
ambientada en los 80 queridos, gracias a Dios ahí nadie veía Naruto
en un fansub). Craso error: los “freaks” son precisamente los
inadaptados sociales, los punkis, los que fuman porros debajo de las
escaleras del campo de fútbol y tienen problemas en casa. Es el
ámbito de la mayor de los dos protagonistas, Lindsay, que quiere
pasar de ser la niña bien de parroquia y atleta de las matemáticas
(literal) a ser una “freak”, simple y llanamente porque así su
vida será más interesante. Así que se unirá a ese grupo de
outsiders gamberros integrado por (agárrense los calcetines): James
Franco, Jason Segel, Seth Rogen y Busy Phillips. O lo que es lo
mismo, la última gran hornada de actores adolescentes que lo petan
AHORA como adultos en series y películas, de esos que conozcas su
nombre o no, te suena la cara de todos.
Los chungos del insti ahora son estrellas de tu tele, chaval. |
Los frikis como tal son los “geeks”,
a los que pertenece el hermano pequeño de Lindsay, Sam, aficionado a
las series de ciencia ficción, la stand up comedy y, básicamente, a
no dejar irse su infancia porque en realidad no le gusta hacerse
adulto. Tiene su grupito de amigos geeks con los que juega a juegos
de rol y se disfraza en Halloween, dos estereotipos de lo que es un
nerd, sobre todo uno de ellos, que parecen mucho más a gusto con su
condición que él mismo. Pero claro, él tiene un problema. Él
quiere ser adulto porque está pillado por una chica, pero para
conseguirlo tiene que renunciar a tantas cosas que le gustan que la
tensión, en ocasiones, es angustiosa. Él tiene que ser uno de los
guays para tenerla, pero en realidad no quiere, porque supondría
dejar atrás el niño que realmente le encanta ser.
"Venimos a comprar las chuches pa la partida de Changeling" |
Porque quien piense que por ser una
serie “de frikis” esto es una comedia se puede ir olvidando. Esta
serie a veces tiene gracia, sí, pero a veces es agria y duele. Los
freaks y los geeks no son graciosos ni más listos, ni hay un afán
de normalizar lo que siempre ha sido una lacra social, que es ser
raro en el instituto. Las situaciones cómicas se entrecruzan con
otras donde se hace patente que cualquiera que sea distinto será un
inadaptado. Y en ese sentido, Freaks and Geeks da una experiencia
mucho más real de lo que es ser uno de estos chicos que cualquier
episodio de Big Bang Theory o cualquier referencia idealizada al
nerdismo que pulule por internet. Y no es otra que ésta: con tu
grupo de amigos mientras jugabas a D&D eras un paladín poderoso
y feliz, pero en el instituto eras la mierda. Y lo bonito al final,
parece decir la serie, es que realmente, a ti, como a Sam Weir, tampoco te importaba tanto mientras no hubiera tetas de por
medio.
Además yo me enamoré un poco de su hermana Lindsay, así que no tengo nada que reprochar |
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